viernes, 8 de noviembre de 2013

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Criterios para el diagnóstico

Los medios tras la representación del TID han dado distintas ideas y entre ellas destacan las que tienen que ver con su diagnóstico. Pero ¿lo hacen para darle entretenimiento al espectador o su información es realmente veraz? La respuesta es ambos. En Irene, yo y mi otro yo (2000), filme protagonizado por Jim Carrey, se retrata la vida de Charlie, un joven que padece TID, sin embargo en la historia se le diagnóstica con desorden involuntario de personalidad esquizoide con tendencias narcisistas, mismo que no existe y por tanto se da una imagen distorsionada que el espectador puede llegar a malinterpretar. Por otro lado en el filme de televisión Sybil (1976) se da a conocer la vida de una joven con el trastorno disociativo que llega a desarrollar hasta 13 personalidades, este fue un punto de debate que Donald C Goff, instructor del departamento de psiquiatría de Harvard, esclareció descubriendo que el promedio de identidades del pasado a casos recientes se ha incrementado de 3 a 12 alters. Por este tipo de acontecimientos es necesario conocer los criterios para el diagnóstico, mismos que no pueden ser extraídos de fuente más fidedigna que el DSM-IV y que son:

A. Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad (cada una con un patrón propio y relativamente persistente de percepción, interacción y concepción del entorno de sí mismo)
B. Al menos dos de estas identidades o estados de personalidad controlan de forma recurrente el comportamiento del individuo.
C. Incapacidad para recordar información personal importante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario.
D. El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej. comportamiento automático o caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p. ej., crisis parciales complejas)

Si un individuo cumple con todos estos, entonces puede pasar a ser calificado como un paciente con TID. En la edición actual del DSM (2013), también se incluye un criterio más que enuncia: "fenómenos de posesión y síntomas neurológicos funcionales".

Explicaciones para el trastorno

Manifestación de males como la esquizofrenia o la psicosis, consecuencia de otros trastornos como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) o el Trastorno Esquizotípico y método de fuga son algunas de las explicaciones que se le ha atribuido al desarrollo de TID y son tomadas más bien como excusas, es decir, con estas se ha buscado evidenciar que el TID no es más que una malsana invención que no debe ser tomada con formalidad (Nurieta González).

Una de las causas por las cuales se le ha quitado crédito a esta condición es que partir de la publicación de Sybil (1973) comenzó lo que se denomina como la fiebre del TID. Antes de la publicación del libro sólo se habían registrado 50 casos alrededor del mundo, posterior a su publicación está cifra comenzó a ascender drásticamente hasta que en 1998 la cantidad llegó a los 40,000 diagnosticados. La notable incidencia hizo que la APA reconociera el trastorno y lo incluyera en el DSM, a pesar de esto muchas dudas continuaron surgiendo con el tiempo pues todo lo ocurrido daba la impresión de que el TID se comenzaba a tornar en una moda. (Beatriz Vera, 2006)

La raíz del trastorno está estrechamente relacionada con la infancia, en esta etapa el paciente es víctima de un trauma que en la mayoría de los casos se comprobó que se trata de un abuso sexual (Journal of Trauma and Dissociation, 2011). A partir de este momento la mente se ve afectada de tal manera que busca un método de defensa para romper cualquier conexión que lo  pueda conducir a tal acontecimiento. La personalidad comienza a sufrir cambios y como consecuencia se fragmenta, es como si se tratará de un rompecabezas que tiene dispersas y desconocidas muchas de sus piezas. El que padece la disociación muchas veces llega a ser consciente de que hay momentos en los cuales se siente como si no fuera el mismo pero no tiene conocimiento de las personalidades que llegan a poseerlo. Por tanto un  paso clave para comenzar a tratarlo es que paulatinamente comience a tener contacto con cada una de esas manifestaciones para así poder llegar a una integración y descubrir cuál fue el hecho que desencadeno todo su desequilibrio. 

Tratamiento
El tratamiento del TID es un rubro en el que son bien recibidas las propuestas, pues  a pesar de que ya existen alternativas algunas no podrían ser del todo funcionales al haber sido creadas a partir de la idea de que el TID tiene alguna similitud con la esquizofrenia.

Esta ha sido una confusión eterna con origen en la concepción que la sociedad se ha creado a partir de lo que ve, lee y escucha acerca de cada una de las condiciones. Si existiera una educación por indagar más a fondo en lugares que ofrezcan información precisa y aprobada y no solo quedarse con lo que la pantalla y los rumores nos dan, otra sería la historia. Llegando hasta este punto es puntual hacer de dominio público que la esquizofrenia y el TID son trastornos completamente distintos, el primero se trata de uno psicótico mientras que el segundo es uno de tipo disociativo. La esquizofrenia aleja al paciente de su realidad y el TID por su parte no afecta la relación con ella. El desdoblamiento de personalidad en el TID ocurre de manera interna, es decir quien lo padece crea a sus alters a partir de interacciones conflictivas en su propia mente, en la esquizofrenia este fenómeno se aprecia de manera externa ya que las voces que se llegan a manifestar provienen del exterior y por tanto se trata de alucinaciones y no de fragmentos de la personalidad.

Al tratarse de piezas mal ubicadas lo que se busca en los tratamientos es ir acomodando y reconociendo poco a poco cada una de ellas para que así la finalidad sea formar una imagen completa.  El tratamiento consta de 3 fases:
  •          Fase 1: Establecer seguridad, estabilidad y una reducción de síntomas
  •          Fase 2: Confrontación, superación e integración de recuerdos traumáticos
  •         Fase 3: Integración y rehabilitación

Y no simplemente se trata de medicar o eliminar a las personalidades como lo sugiere la cinta Identidad (2013), otro ejemplo de que se ha maleducado. Existen diversas variantes de tratamientos entre los que destacan el ambulatorio, la hospitalización, la terapia de grupo y la hipnosis.

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